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En Primer lugar, nos sentimos llamados a una común vocación: el seguimiento de Jesús. Por tanto, nuestra causa es propia causa: el reino de Dios. Nuestra primera Constitución (regla, norma…) es el Evangelio. En él encontramos nuestro estilo de vida, mejor dicho, nuestro modelo: un Jesús pobre, casto, obediente, dedicado exclusivamente a realizar la voluntad de su Padre; situado en la historia de su tiempo; rodeado de aquellos hombres concretos, amigos o enemigos, a los cuales llama hermanos e hijos de Dios. Los pobres, marginados, pecadores y enfermos son sus predilectos. Su amor a la vida y a  la verdad le suben a la cruz. Desde entonces El es para nosotros, creyentes, Camino, Verdad y Vida.

 

 

 

Pero esta misión de Jesús se puede llevar a cabo con formas y estilos de vida diversos. Por eso nosotros nos ponemos al servicio del evangelio desde la originalidad del carisma de Luis Querbes que según nuestra constitución de 1983 se expresa así:

 

 “Anunciar a Jesucristo y su evangelio, suscitar comunidades en las que se viva, se profundice y se celebre la fe”.

 

 

 

Esta misión:

…“nos envía, evidentemente, a todos los hombres y mujeres, pero en especial a los jóvenes, particularmente a los jóvenes desfavorecidos, en la escuela o fuera de ella, en la parroquia o en nuevas comunidades cristianas, en ambientes no cristianos o entre cristianos sólo de nombre.

 Además, como consecuencia de las incesantes llamadas del mundo y de la Iglesia, la misión Viatoriana se abre cada día más a los marginados de nuestro tiempo, tanto en el Tercer Mundo como en el Cuarto Mundo, mediante compromisos efectivos y coordinados en favor de la  justicia y de la promoción humana y cristiana, poniéndonos al servicio de los privados de poder…”

                                   (Capitulo general 1984 –cuestión 12)

  

Para realizar nuestro carisma y llegar a nuestros destinatarios empleamos los siguientes instrumentos o mediaciones:

 

    La educación.

    La comunidad Cristiana.

    La catequesis.

    La liturgia.

    Servicio de la Palabra.

   Colaboración con los seglares.

   
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